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Opinión

Acayucan: el alma en pena del panadero; murió en una alcantarilla

•La tragedia fue en el tramo del peligro: prolongación de la calle Porfirio Díaz

•A la fecha hay 35 alcantarillas abiertas

Ángel Gabriel Fernández

I

Don Raúl vendía pan a bordo de una motocicleta; era vecino del barrio Villalta de esta ciudad y tenía que comerciar de manera móvil para el sustento de su familia.

El día 23 de octubre del año 2016 andaba vendiendo como todos los días, pero su tragedia fue al pasar por la prolongación de la calle Porfirio Díaz en el tramo entre la carretera Costera del Golfo y el fraccionamiento Rincón del Bosque; ahí estaba una alcantarilla abierta y la motocicleta cayó estrepitosamente en ella. El pobre panadero resultó con fractura de cráneo y aunque fue atendido en el hospital de Oluta y luego trasladado al puerto de Coatzacoalcos, murió.

La alcantarilla abierta la dejó personal que hacía trabajos para la CFE con la instalación de cableado subterráneo.

II

Desde siempre ha ocurrido que la dependencia federal deja inconclusos sus trabajos o los vándalos se roban el material de cobre y dejan los agujeros abiertos provocando gran peligro para los ciudadanos.

Según las autoridades municipales, a la fecha se han detectado 35 alcantarillas abiertas que significan el igual número de peligro. En alguna de esas 35 alcantarillas abiertas ya sea de la CFE o de CAEV puede caer un niño, una mujer, un ciudadano mayor un ciclista o un motociclista. Si alguien cae es peligro de muerte. Si cae un automóvil nomás se le estropearía la llanta.

La mayoría de este tipo de agujeros está en el tramo de la prolongación de la calle Porfirio Díaz. Hay un mito en este tramo de que precisamente cerca del plantel de la UGM de noche salía de entre el monte una misteriosa sombra que luego de cruzar la calle que era en aquellos tiempos camino real desaparecía también entre el monte. Ahora el terror, el miedo no lo pone la misteriosa sombra, sino los agujeros en la vía pública.

III

La CFE presume de ser una empresa «de clase mundial»; los trabajos que hacen por supuesto que son importantes, sus empleados son considerados de la élite por sus magníficos sueldos y prestaciones y porque además el consumo de la energía eléctrica le sale gratis. Maneja un presupuesto archimillonario…pero en Acayucan no puede arreglar el problema y el peligro que ha creado con sus alcantarillas a cielo abierto.

La paraestatal es rica pero se enseña con los pobres; se ensaña con las ciudades como Acayucan; ahí está el ejemplo del panadero del barrio Villalta.

IV

Hay una similitud entre la dependencia federal CFE y la dependencia estatal CAEV: los ayuntamientos, todos hacen las ampliaciones de energía eléctrica pero el servicio lo cobra el gobierno federal. En el caso de la CAEV, esta cobra por el servicio aunque el drenaje y las líneas de agua potable en colonias las introducen los ayuntamientos. Uno es el que hace y el otro es el que cobra.

En el caso de la CAEV, el sistema Acayucan recibe anualmente un aproximado de 80 millones de pesos que van a parar a las arcas estatales. Esos millones no se los dan ni a oler a los ayuntamientos de Acayucan, Oluta y Soconusco.

En redes sociales se han pronunciado por tantos agujeros que hay en la ciudad, casi responsabilizan al ayuntamiento, pero es necesario detallar que la responsabilidad es de otras dependencias que ni sudan ni se acongojan.

(Un organismo no gubernamental de defensa de los derechos humanos, ya exhibió el peligro de las alcantarillas abiertas, pero las dependencias como CAEV y CFE siguen poniendo oídos sordos, piensan que los acayuqueños no se dan cuenta, no saben, son ciegos o de plano muy pendejos).

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